¡NUESTRO SUEÑO!
Asociación Mexicana de Educadores de
Personas con Discapacidad Visual, A.C.
“Todos los seres humanos somos importantes”
(José R. Romero González, 1985)
DISCAPACIDAD VISUAL
Mtras. Esp. Marta Eugenia Cabrera Salceda, Rosa María Frappé Muciño,
María del Carmen Galíndez González y María Socorro Quintana Tello.
Miembros de la Asociación Mexicana de Educadores de
Personas con Discapacidad Visual, A. C.(AMPEPDIVI)
ÁREAS ESPECÍFICAS PARA LA ATENCIÓN DE LAS PERSONAS CON
DISCAPACIDAD VISUAL
POSTURA ACADÉMICA DE LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE EDUCADORES DE
PERSONAS CON DISCAPACIDAD VISUAL, A.C.
RESUMEN
La
discapacidad
visual
casi
siempre
remite
a
pensar
en
alguien
que
no
ve
y
a
sentir
una
consideración
muy
especial
hacia
él.
Sin
embargo
es
muy
importante
aprender
a
reconocer
que
existen
cuatro
categorías
de
discapacidad
visual:
ceguera,
baja
visión,
sordoceguera
y
discapacidad
múltiple
donde
se
encuentran
ubicados
en
rangos
de
edad,
niños,
jóvenes
y
adultos
que
les
impide
beneficiarse
de
la
estimulación
visual
normal,
que
remite
a
un
cúmulo
de
experiencias
y
aprendizaje
hasta
en
un
83%
y
que,
por
las
implicaciones
de
su
discapacidad,
sea
total
o
no,
pueden
volverse
relativas
implementando
para
ellos
una
propuesta
individual,
basada
tanto
en
programas
educativos
como
en
áreas
específicas,
según
el
grado
de
la
discapacidad,
propuesta
que
debe
ser
compartida
y
apoyada
por
los
diferentes
contextos
en
que
se desenvuelve.
UNA SUTIL DIFERENCIA:
La Baja Visión.
Se
considera
que
existe
una
discapacidad
cuando
al
comparar
las
acciones
que
realiza
la
mayoría
de
la
gente,
la
persona
que
la
presenta
no
las
puede
hacer.
Desde
ese
punto
de
vista,
la discapacidad visual existe cuando no se puede ver lo que la mayoría ve.
Pero,
solamente
cuando
a
pesar
de
utilizar
lentes
u
otras
estrategias,
con
ninguno
de
sus
dos
ojos
logra
beneficiarse
de
la
información
visual
que
se
requiere
para
aprender,
para
trabajar
o
para
realizar
las
actividades
cotidianas
y
además,
cuando
ya
los
médicos
especialistas
comprobaron
que
no
existe
tratamiento
para
mejorar.
Entonces,
se
habla
de
la
presencia
de
la
discapacidad visual.
Muchos
confunden
esta
categoría
de
la
discapacidad
visual
con
la
ceguera,
pero
muy
pocos
saben
que
en
realidad
existen
cuatro
personas
con
baja
visión
por
cada
persona
ciega
y,
sin
embargo, todos ellos son hombres o mujeres con discapacidad visual.
A
la
fecha,
a
nivel
mundial,
se
considera
la
existencia
de
285,000,000
de
personas
con
discapacidad visual, de los cuales 36 millones serían ciegos (OMS, 2013).
¡NO
SON
CIEGOS
casi
250
millones!
Las
personas
con
restos
visuales
los
pueden
utilizar
para
realizar
muchas
actividades,
en
realidad,
hay
muchas
cosas
que
hacemos
con
la
vista
pero
no
requieren una visión fina o normal, si se le quiere llamar así.
El
concepto
CEGUERA
se
refiere
a
la
ausencia
total
de
percepción
visual
o
percibir
luz
sin
lograr
definir
qué
es
o
de
dónde
proviene.
Los
oftalmólogos
la
comprueban
extendiendo
su
mano
frente
al
paciente
y
preguntándole
cuántos
dedos
muestra;
si
no
logra
responder
acertadamente,
se
clasifica
como
“ciego”.
Aclarando
que
cuando
la
visión
es
normal
en
un
ojo,
no
se
considera
la existencia de discapacidad visual, aún con ausencia del otro.
Las
personas
catalogadas
con
ceguera,
requieren
de
acercamiento
a
diferentes
materiales,
metodologías
y
técnicas
que
les
permitan
reconocer
a
las
personas,
objetos,
fenómenos
físicos,
ejercer
acciones
e
interacciones
hasta
consolidar
conceptos
y
esquemas
de
aprendizaje
a
través
del
uso
de
los
sentidos
remanentes,
con
la
debida
seguridad
y
aunque
a
ritmos
diferentes
de
acuerdo al desarrollo y condiciones que la individualidad requiere.
El
concepto
de
“ciego
legal”
se
refiere
a
quien
tiene
una
agudeza
visual
menor
a
20/200
(escala
de
Snellen),
esto
quiere
decir
que,
en
escala
métrica,
el
paciente
ve
a
6
metros
lo
que
una
persona
normal
ve
a
60.
Sin
embargo,
FUNCIONALMENTE
HABLANDO,
un
ciego
legal
es
una
persona
con
BAJA
VISIÓN.
O
sea,
tiene
discapacidad
visual,
pero
no
es
ciego
y
puede
realizar
muchas
tareas
visuales.
Este
término
se
empleó
desde
los
años
30
del
siglo
pasado
y
se
sigue
utilizando
con
normas
oficiales
en
cada
país;
en
algunos
de
forma
un
tanto
confusa
y
en
otros
ha
servido
para
determinar
que
con
dicha
agudeza
visual,
ya
no
se
adjudica
licencia
de
manejo,
en
otros
para
otorgar
servicios
gubernamentales
o
atención
especial
o
bien
para
definir
pensión
laboral.
La
pérdida
de
campo
visual
debajo
de
20
grados,
también
es
considerado
como
ceguera legal. Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE, 2019).
Con
fines
educativos,
la
baja
visión
se
extiende
hasta
una
agudeza
visual
de
6/18
(20/60
o
0.3,
según
la
escala
que
se
utilice)
en
el
mejor
ojo
y
siempre
y
cuando
esté
utilizando
las
ayudas
ópticas
que
requiere.
Algún
niño
que
tenga
esa
agudeza,
puede
valerse
casi
de
los
mismos
elementos
de
aprendizaje
que
sus
compañeros
de
grupo,
con
muy
pocas
adecuaciones
de
acceso.
Existen
diversas
denominaciones
para
categorizar
a
las
personas
con
una
visión
significativamente
disminuida,
pero
lo
más
adecuado
es
considerar
PERSONA
CON
BAJA
VISIÓN
a
quien,
con
la
mejor
ayuda
óptica,
presente
la
agudeza
visual
citada
al
inicio
de
este
párrafo o cuyo campo visual es menor a 20 grados.
La
baja
visión
impacta
de
diversas
formas
a
quienes
la
presentan:
tal
vez
algunos
pueden
desplazarse
en
forma
prácticamente
normal,
puesto
que
caminar,
correr
y
otras
actividades
motoras
no
requieren
visión
fina.
Si
otros,
además,
presentan
visión
borrosa
o
con
distintas
reducciones
en
el
campo
visual,
es
frecuente
que
los
niños
sean
prejuzgados
como
flojos,
lentos,
tontos
o
latosos
a
consecuencia
de
que
ellos
no
saben
que
ven
mal
(puesto
que
no
conocen
lo
que
es
“ver
bien”),
no
saben
explicar
su
carencia
y
sus
papás
o
sus
maestros,
no
han
sabido detectar la causa de sus necesidades para un funcionamiento óptimo.
Antes
de
etiquetarlos
con
adjetivos
desagradables,
papás
o
maestros
deberían
asegurarse
de
que
la
visión
del
niño
es
diferente
y
considerar
que
los
niños
con
baja
visión
ignoran
su
discapacidad
y
no
la
pueden
explicar.
Su
respuesta
a
las
actividades
está
basada
en
la
forma
en
que “alcanza a ver”, pudiendo parecer lento o torpe.
La
baja
visión
es
muy
difícil
de
dimensionar
y
de
conceptualizar,
tanto
para
quien
la
presenta
como
para
quien
convive
con
esa
persona.
Queda
demostrado
con
la
amplia
gama
de
denominaciones
que
se
utilizan
para
clasificarlos:
débiles
visuales,
disminuidos
visuales,
baja
visión, visión subnormal, ambliopes, ciegos legales, semiciegos, etc.
Las
personas
con
baja
visión
suelen
sentirse
como
“jamón
del
sándwich”:
ni
son
la
tapa
de
los
que
ven,
ni
son
la
tapa
de
los
ciegos.
En
realidad,
tienen
mayores
desventajas
para
ser
incluidos
socialmente,
ya
que
mientras
un
ciego
evidencia
su
discapacidad
y
es
fácilmente
identificado
y
apoyado
por
la
sociedad,
una
persona
con
baja
visión
puede
pasar
desapercibido
e
incluso,
cuando requiere ayuda, suele ser mal interpretado.
Vivir
esta
situación
desde
la
infancia,
sin
orientación
y
apoyo,
puede
crear
grandes
desajustes
de
personalidad
como
depresión,
frustración,
vergüenza,
miedo,
aburrimiento
y,
como
consecuencia,
pérdida
de
la
independencia
y
repercusiones
en
su
autoestima.
Sin
caer
en
discusiones
absurdas
de
qué
es
mejor
o
peor:
ser
ciego
o
presentar
baja
visión,
lo
importante
sería
reconocer
las
implicaciones
de
la
discapacidad
visual,
para
poder
comprender
a
quien
la
vive y apoyarlo de acuerdo a sus necesidades.
Se
aprovecha
este
espacio
para
dirigir
a
todas
esas
personas
con
baja
visión
errantes
por
el
mundo,
que
navegan
con
bandera
de
“normales”
sin
querer
reconocer
las
implicaciones
de
su
escasa
capacidad
visual
y
enviarles
un
abrazo
de
comprensión
y
solidaridad,
con
la
seguridad
de que pueden y deben necesariamente incluirse.
OTRAS CATEGORÍAS:
Otras categorías de la discapacidad visual son:
la
sordoceguera
y la
multidiscapacidad
.
La
sordoceguera
es
una
situación
única
que
resulta
de
la
combinación
de
las
deficiencias
sensoriales
visual
y
auditiva,
la
cual
genera
en
las
personas
que
la
presentan,
severos
problemas
de
comunicación
y
una
consecuente
desconexión
con
el
mundo,
impidiendo
su
acceso
a
la
información,
educación,
capacitación
profesional,
trabajo,
vida
social
y
actividades
culturales.
La
discapacidad múltiple o multidiscapacidad
se caracteriza por la presencia de distintas
discapacidades
en
diferentes
grados
y
combinaciones:
discapacidad
intelectual,
auditiva,
motora,
autismo,
parálisis
cerebral,
algunos
síndromes
específicos,
epilepsia,
hidrocefalia,
escoliosis
y
problemas
de
comportamiento,
pero
necesariamente
donde
la
función
visual
está
disminuida o nula.
Pueden
tener
un
rango
variable,
dependiendo
de
la
edad,
así
como
de
la
combinación
y
severidad de sus discapacidades.
ALGUNAS CAUSAS DE DISCAPACIDAD VISUAL
Si
se
considera
que
el
aprendizaje
se
adquiere
en
un
83%
por
medio
de
la
vista,
¿Qué
cambios
se
deben
hacer
en
el
terreno
cotidiano,
social
o
pedagógico
para
lograr
la
inclusión
de
quienes
no
ven,
ven
muy
poco
o
sumado
a
no
ver
bien
o
ver
poco,
presentan
otras
discapacidades
agregadas?
Si
la
función
globalizadora
de
la
vista
que
permite
ver
a
la
distancia,
identificar
objetos
en
movimiento,
colores,
reconocer
peligros
o
disfrutar
de
los
paisajes,
percatarse
de
objetos
de
gran
magnitud
o
muy
pequeños
¿Cómo
hacer
un
estilo
de
vida
de
comunicación
efectiva
y
relacionada
con
los
sentidos
restantes
para
compensar
las
implicaciones
de
la
discapacidad
visual?
¿Qué
causas
son
las
más
frecuentes
de
discapacidad
visual?
¿Cómo
impacta
la
discapacidad
visual
a
los
contextos
familiares,
sociales
y
al
individuo
mismo?
¿Qué
respuestas
se
dan
desde
los
macrocontextos
o
microcontextos
para
la
atención
de
las
personas
con
discapacidad
visual
en sus cuatro categorías?
Las
causas
que
provocan
discapacidad
visual
son
muchas
y
muy
variadas:
pueden
ser
heredadas
(como
la
retinosis
pigmentaria,
glaucoma
congénito,
retinoblastoma),
adquiridas
(infecciones
oculares
mal
tratadas),
por
accidente,
por
enfermedad
(la
diabetes
es
la
causa
No.
1
de
ceguera
en
el
mundo),
por
desnutrición,
por
drogadicción
o
alcoholismo,
por
descuido
médico, etc.
La
escasa
investigación
en
el
país
en
zonas
indígenas
y
de
pobreza
extrema,
no
descubre
la
ceguera
por
desnutrición
infantil,
lo
cual
hace
temer
una
incidencia
aún
ni
siquiera
detectada
en
la discapacidad visual.
Así
como
también
sucede
con
los
accidentes,
algunas
enfermedades
que
provocan
ceguera
o
baja
visión
podrían
prevenirse,
pero
otras
no.
En
los
casos
de
niños,
las
causas
más
frecuentes,
han
sido
la
retinopatía
de
prematuro,
el
retinoblastoma
y
tumores
intracraneales,
aunque
también es significativo el glaucoma infantil.
Con
frecuencia
se
atienden
casos
de
catarata,
albinismo,
estrabismo,
afecciones
de
nervio
óptico,
anoftalmia,
microftalmia,
problemas
de
refracción
como
la
miopía,
astigmatismo
e
hipermetropía
y
sus
combinaciones,
los
desprendimientos
de
retina;
y,
la
neuritis
óptica,
provocada
por
inhalantes
o
ingerir
alcohol
no
apto
para
consumo
humano,
está
aumentando
constantemente.
También
se
detectan
muchos
casos
de
niños
con
síndromes
diversos.
El
Síndrome
de
Marfán,
de
Usher,
de
Francois,
entre
otros
que
implican
mayor
diversidad
y
dificultades
tanto
en
su
diagnóstico
como
para
establecer
los
programas
necesarios
para
su
inclusión,
siendo
motivo
de
considerar
variadas
y
pertinentes
estrategias
con
personal
que,
además
de
preparación
profesional, ha de manifestar vocación y calidad humana.
ASPECTOS A CONSIDERAR
Ser
una
persona
caracterizada
por
la
discapacidad
visual
trae
diversas
implicaciones.
Para
valorar y comprender su individualidad, es necesario considerar:
El momento de aparición de la discapacidad visual: puede ser congénita o adquirida.
El
grado
en
que
está
comprometida
la
visión:
la
persona
puede
ser
totalmente
ciega,
tener
baja
visión
severa
o
baja
visión
leve
o
estar
dentro
de
las
categorías
de
la
sordoceguera
o
la discapacidad múltiple.
Que
puede
ser
la
única
discapacidad
o
ser
síntoma
de
un
síndrome
que
compromete
la
salud u otras áreas funcionales.
El
contexto
en
que
se
desenvuelve:
si
se
es
querido
y
aceptado,
si
recibe
estimulación,
apoyo y oportunidades para ser incluido socialmente.
Que el 80% de las causas de la discapacidad visual, son previsibles.
El
impacto
de
la
discapacidad
visual
va
a
ser
diferente
en
cada
persona.
Es
erróneo
creer
que
su
calidad
de
vida
tiene
que
ver
con
el
dinero
o
la
cultura
del
contexto
familiar,
cuando
en
realidad
está
directamente
relacionada
con
ese
amor
sin
precio
que
no
se
estudia
en
ninguna
universidad,
pero
que,
cuando
se
ofrece
al
ser
querido
que
vive
en
situación
de
discapacidad,
sin
importar
la
causa,
se
logra
que
tenga
lo
que
por
derecho
le
corresponde,
aparejado
con
sus
obligaciones, que también lo dignifican, como a cualquier otro ser humano.
LAS NECESIDADES PUEDEN SER RELATIVAS
Preparar
a
los
alumnos
con
discapacidad
visual
para
enfrentarse
al
reto
de
la
integración
escolar
y
la
inclusión
social
requiere,
como
lo
marca
el
Artículo
Tercero
de
la
Constitución
Mexicana,
desarrollar
armónicamente
todas
las
facultades,
el
respeto
a
los
derechos
de
los
demás,
la
cultura de la paz y justicia, entre otros. Son tareas tanto de la escuela como de la familia.
Puesto
que
la
Secretaría
de
Educación
Pública
ha
diseñado
los
planes
y
programas
de
los
diferentes
niveles
educativos
con
base
en
ese
postulado
constitucional,
éstos
deben
ser
utilizados
como
“instrumento
normalizador”
para
que
la
competencia
curricular
de
los
alumnos
con discapacidad visual, sea comparable con la de sus pares en edad o grado escolar.
Sin
embargo,
para
compensar
el
impacto
de
la
discapacidad
visual,
es
indispensable
utilizar
“
herramientas
específicas”
que
van
desde
programas,
materiales
didácticos,
recursos
de
tecnología
(TIC’s),
especialmente
diseñados
para
este
fin
y
dosificados
con
base
en
el
nivel
educativo
y
en
las
características
individuales
del
alumno,
siempre
con
el
propósito
de
propiciar
el
desarrollo
de
las
potencialidades
de
las
personas
con
discapacidad
visual
para
que
logren
su
autonomía, tanto para el aprendizaje como para la vida diaria.
La
Asociación
Mexicana
de
Educadores
de
Personas
con
Discapacidad
Visual
A.C.
ha
estado
trabajando
una
propuesta
basada
en
cinco
áreas
específicas,
donde
están
englobados
programas,
materiales
y
recursos
para
la
atención
integral
de
las
personas
con
discapacidad
visual,
los
cuales
deben
considerarse
como
los
AJUSTES
NECESARIOS
Y
RAZONABLES
(como
lo
señala
la
Convención
sobre
los
Derechos
de
las
Personas
con
Discapacidad,
ONU
2006),
que
debe
seleccionar
el
equipo,
interdisciplinario
en
casos
óptimos
o
integrado
por
los
contextos inmediatos (casa, familia y sociedad) que intervengan.
Estas áreas son:
I. COMUNICACIÓN:
Implica
toda
acción
para
comprender
o
expresar
algo.
Esta
área
es
la
más
amplia
y
la
más
conocida en algunos de sus recursos. Abarca:
El
lenguaje
oral.
En
sus
inicios
requiere
de
acciones
diferenciadas
para
lograr
en
los
niños
con
discapacidad
visual,
la
conceptualización
de
términos
con
interacciones
cercanas
y
concretas
a
través
de
los
sentidos
restantes,
para
establecer
las
relaciones
entre
el
objeto
y
el
sujeto
desde
el
tiempo
y
el
espacio;
es
de
suma
importancia
que
lo
que
se
habla
no
quede
en
verbalismo
sin
sentido,
sino
que
se
convierta
en
un
acto
de
comunicación efectiva.
La comunicación no verbal que puede entrañar:
a
)
Señas
formales
(lenguaje
de
señas
mexicano)
a
distancia
o
en
contacto,
gestos
naturales
y
sistemas
de
comunicación
alternativa
como
claves
de
diversos
estilos,
calendarios de comunicación, imágenes o dibujos.
b
)
El
lenguaje
corporal,
que
las
personas
con
discapacidad
visual
deben
considerar
y
asumir,
puesto
que
una
simple
postura,
o
señas
propias
del
grupo
social,
son
parte
de
la
expresión
ante
el
contexto
en
que
se
desenvuelve,
por
tanto,
es
quien
se
lo
ha
de
compartir
bajo
el
contacto
directo,
justo
a
través
del
tacto,
del
residuo
visual
con
líneas
de respeto y afectividad.
El
lenguaje
escrito,
donde
pueden
utilizarse
varios
sistemas
alternativos:
Sistema
común
de
escritura
utilizando
recursos
como
letras
en
relieve,
tabla
de
trazos,
plastilina,
silicón,
guías
de
escritura,
alfabeto
móvil,
mecanografía
en
máquina
de
escribir
mecánica
o
eléctrica,
etc.,
Sistema
Braille
en
sus
diferentes
formas:
Braille
Integral,
Braille
Estenográfico,
Signografía
Matemática,
Musicografía.
-
Recursos
matemáticos:
Ábaco
Cranmer, caja aritmética, calculadoras parlantes.
Computación
y
todo
lo
relacionado
con
las
TIC’s,
mediante
programas
especiales
como
lectores
de
pantalla
o
para
transcribir,
dispositivos
electrónicos
como
el
celular,
tabletas
y
otros específicos o de uso común.
II. ORIENTACIÓN Y MOVILIDAD
Se
define
la
Orientación
como
el
proceso
cognitivo
que
permite
establecer
y
actualizar
la
posición
que
se
ocupa
en
el
espacio
a
través
de
la
información
sensorial,
mientras
que
la
Movilidad,
en
sentido
amplio,
es
la
capacidad
para
desplazarse
de
un
lugar
a
otro.
Se
completa
esta
definición
afirmando
que,
para
que
la
movilidad
sea
adecuada,
debe
ser
además
independiente, segura y eficaz.
Ambos
conceptos
están
íntimamente
interconectados,
no
entendiéndose
uno
sin
el
otro
ya
que
no
puede
darse
un
desplazamiento
independiente
sin
una
previa
orientación
adecuada;
y
viceversa, si se está orientado, pero se carece de movilidad, no se podrá ir al lugar deseado.
“La
meta
fundamental
de
Orientación
y
Movilidad
es,
entonces,
capacitar
al
alumno
para
actuar
con
seguridad,
eficacia,
agilidad
e
independencia
en
un
medio
conocido
o
extraño,
utilizando
la
combinación
de
estas
habilidades”
(Hill,
Everett
y
Ponder,
Purvis,
1981),
pero
obtener
la
independencia
para
movilizarse,
es
un
proceso:
Si
el
niño
nace
con
discapacidad
visual
o
la
adquiere
en
la
primera
infancia,
es
necesario
estimularlo
para
que
logre
las
competencias
de
desarrollo
motor,
conocimiento
de
su
esquema
corporal,
conceptos
básicos
de
lateralidad
y
ubicación,
etc.,
ya
que
en
ellas
se
basará
en
su
futuro
la
independencia
para
orientarse
y
movilizarse exitosamente.
Apropiarse
de
la
habilidad
de
“gatear”,
arrastrarse
hacia
un
objeto
sonoro
que
le
interese,
girar
su
cabeza
hacia
un
reflejo
luminoso,
son
ejemplos
de
actos
de
orientación
y
movilidad
independiente
que
se
deben
promover
y
lograr
en
los
bebés.
Caminar
adecuadamente
por
la
acera,
empieza
cuando
el
niño
va
tomado
de
la
mano
de
su
mamá,
continúa
cuando
lo
hace
tomando
el
brazo
de
un
guía
vidente
y
concluirá
cuando
utilice
su
bastón
blanco
o
su
perro
guía
para dirigirse a cualquier lugar del mundo.
No se deben olvidar dos cosas:
Para
que
la
persona
con
discapacidad
visual
sea
capaz
de
orientarse
y
movilizarse
con
seguridad
y
autonomía,
es
indispensable
intervenir
oportuna
e
integralmente
en
su
atención,
ayudándola
a
desarrollar
las
capacidades
y
habilidades
que
le
permitirán
lograrlo,
desde
la
más
temprana
edad
o
cuando
la
discapacidad
visual
se presente.
Una
persona
con
discapacidad
visual
desea
ser
independiente
para
movilizarse
cuando
ha
recibido
apoyo
para
desarrollar
la
autoestima
y
la
confianza
en
sí
misma
y,
además,
ha
interiorizado
que
vive
en
una
sociedad
que
la
mayoría
de
las
veces
no
es
incluyente.
Si
esto
no
es
un
constructo
firme,
seguirá
habiendo
ciegos
maravillosos
que
prefieren
depender
de
la
mano
o
del
brazo
de
alguien
para
ir
a
demostrar sus maravillas.
Entre
los
medios
auxiliares
que
las
personas
con
discapacidad
visual
pueden
citar
desde
el
apoyo
de
una
persona
que
ve
y
le
ofrece
su
brazo
o
la
mano
para
guiarlo,
el
bastón
que
puede
ser
desde
la
implementación
de
una
vara
o
el
más
reconocido
internacionalmente
como
es
el
bastón
blanco,
con
empuñadura
y
terminación
en
rojo,
que
llega
a
la
altura
del
esternón
de
la
persona
que
lo
usa.
Otros
medios
son
el
perro
guía
y
recursos
electrónicos,
cuya sofisticación hacen un costo diferente.
Cuando
se
trate
de
bebés,
a
manera
de
juego,
se
utilizan
prebastones,
previos
a
un
adecuado
manejo
del
espacio
y
dominio
del
esquema
corporal;
también
se
pueden
utilizar
para alumnos con discapacidad múltiple.
Para
alumnos
con
sordoceguera
se
utilizan
pre-bastones
o
sistemas
alternativos
y/o
un
bastón blanco y rojo que los identifica.
III. ACTIVIDADES DE VIDA DIARIA
Esta
denominación
abarca
todas
las
acciones
grandes
o
pequeñas,
generales
o
particulares,
que
se
realizan
en
la
vida
cotidiana.
El
hecho
de
que
para
realizar
estas
actividades
se
requieran
habilidades,
conduce
a
comprender
que
este
programa
reciba
en
otros
países,
como
España,
el
nombre
de
Habilidades
de
la
Vida
Diaria
(HVD).
En
este
contexto:
“se
entiende
por
actividades
de
la
vida
diaria
aquellas
necesarias
para
la
realización
de
las
tareas de autocuidado, cuidado del hogar, actividades sociales y de comunicación, etc.”
El
sentido
común
pone
de
manifiesto,
comprender
las
competencias
cotidianas
de
los
niños
como
signos
normales
de
su
desarrollo;
es
más,
seguramente
de
ese
sentido
común
estandarizado
científicamente
salieron
los
diferentes
perfiles
de
desarrollo
que
ahora
son
conocidos con el nombre de sus “autores”.
Pero
cuando
un
bebé
nace
ciego,
por
razones
hasta
cierto
punto
obvias,
ya
no
se
aplica
el
sentido
común;
el
impacto
en
sus
padres,
familiares
y
contexto
social
es
tan
fuerte
que
se
oscila
entre
dos
extremos:
la
sobreprotección
o
el
rechazo.
La
consecuencia
de
cualquiera
de
los
dos
es
la
misma:
niños
que
llegan
a
la
edad
escolar
con
severo
retraso
en
el
desarrollo y con fatídicos resultados en su calidad de vida, previsibles para la edad adulta.
La
Organización
Mundial
de
la
Salud,
sostiene
que
el
arribo
de
una
persona
con
discapacidad
a
una
familia,
impacta
por
lo
menos
a
cuatro
personas
en
sus
relaciones,
productividad
y
afectividad,
por
lo
cual
cuando
se
piensa
que
la
familia
debe
ser
el
ente
integrador
por
naturaleza,
por
lo
que
ha
de
considerarse
si
en
sus
primeras
etapas,
requiere
de
apoyo
externo
para
resurgir
como
la
institución
más
pródiga
en
experiencias
de
aprendizaje e independencia.
Desarrollar
en
los
niños
con
discapacidad
visual
las
capacidades
y
habilidades
necesarias
para
realizar
sus
actividades
de
vida
diaria
puede
convertirse
en
una
ardua
y
prolongada
tarea,
sobre
todo
cuando
los
contextos
en
los
que
se
desenvuelve
(familiar,
social
y
escolar)
no
comparten
las
mismas
expectativas;
pero
el
futuro
es
peor
cuando
todos
están
de
acuerdo
en
tratarlo
con
lástima
y
con
sobreprotección.
Los
educadores
(llámense
como
se
llamen:
padres,
maestros,
tíos,
padrinos,
terapistas,
etc.)
deberían
ser
exigentes
consigo
mismos
y,
con
todo
su
amor,
enseñar
al
niño
ciego
o
con
baja
visión
a
lograr
todo
aquello
para lo cual, la vista no es indispensable.
La
convivencia
con
un
compañero
de
clase,
o
con
un
amigo
o
compañero
de
trabajo,
o
con
un
familiar
que
sea
ciego
o
“casi”
ciego,
es
muy
agradable
cuando
se
trata
de
un
niño
o
adulto
autosuficiente
para
las
actividades
cotidianas;
pero,
cuando
se
ha
acostumbrado
a
hacer
todo
por
él,
se
le
sentencia
a
ser
considerado
por
los
demás
como
una
carga
que,
en
el
mejor
de
los
casos,
se
soportará
el
menor
tiempo
posible.
En
cambio
cuando
la
persona
con
discapacidad
visual,
manifiesta
independencia
en
su
realización,
contribuyen
a
una
sana
y armónica convivencia.
La
Orientación
y
Movilidad
con
las
actividades
de
la
Vida
Diaria,
constituyen
la
fuente
de
la
independencia
personal
de
las
personas
con
discapacidad
visual
y
un
cúmulo
de
aprendizaje
capitalizable en el terreno educativo.
IV. ENTRENAMIENTO MULTISENSORIAL
“Nada
hay
en
la
inteligencia
que
no
haya
estado
previamente
en
los
sentidos”.
Dicho
con
otras
palabras,
la
percepción
sensorial
constituye
el
fundamento
del
conocimiento.
Por
ello,
no
es
casual
que
la
pedagogía
moderna
conceda
un
valor
extraordinario
al
entrenamiento
de
los sentidos ya en la etapa precoz de la vida del niño (Düren, 1980).
Los
niños
con
baja
visión
o
ciegos
con
discapacidad
visual
pasan
en
su
desarrollo
por
la
misma
progresión
que
los
niños
normales.
La
diferencia
es
que
no
alcanzarán
un
desarrollo
normal
en
su
proceso
evolutivo,
si
no
se
les
provoca
una
situación
satisfactoria
para
que
se
produzca.
Es
errónea
la
opinión
generalizada
de
que
la
disminución
visual
grave
o
la
ausencia
total
de
visión
agudiza
de
forma
innata
los
sentidos.
Es
necesario
que
exista
una
estimulación
sistemática
y
adecuada,
que
abarque
todas
las
discapacidades.
De
lo
contrario
el
retraso
se
hace progresivamente patente a medida que el niño comienza su actividad independiente.
El
abordaje
multisensorial
es
particularmente
útil
para
despertar
la
conciencia
del
niño
de
la
presencia
de
sensaciones,
adquiriendo
de
este
modo
la
información
a
través
de
las
partes
de
su
cuerpo.
Un
objeto
tendrá
sentido
para
el
niño
con
discapacidad
visual,
cuando
pueda
reconocerlo
en
cualquier
situación
y
posición
a
través
de
cualquier
modalidad
sensorial
de
que disponga.
Existen
muchos
objetos
y
experiencias
de
la
vida
diaria
que
se
conceptualizan
mediante
información
visual,
pero
también
existen
muchas
posibilidades
de
realizar
adecuaciones
para
que
sean
accesibles
mediante
el
tacto,
el
oído,
el
olfato,
etc.,
en
cualquier
ambiente
donde
se
encuentra
una
persona
con
discapacidad
visual
y
con
ello
enriquecer
sus
experiencias
a
través
de
sensaciones
y
percepciones
diferentes
y
con
esto
alcanza
a
generalizar
y
extrapolar conceptos hacia otras situaciones.
El
principal
objetivo
de
la
estimulación
multisensorial,
es
propiciar
en
las
personas
ciegas
o
con
baja
visión
la
adquisición
de
conceptos
y
experiencias
con
bases
concretas,
para
evitar
en
la
medida
de
lo
posible
las
actitudes
verbalistas,
que
pueden
inducirlos
a
sólo
repetir
palabras
o
hechos
que,
pudiendo
conocer
tangiblemente,
únicamente
los
conocen
de
palabra.
Es
en
este
sentido
en
el
cual
las
necesidades
educativas
especiales
de
quienes
tienen
discapacidad
visual,
son
permanentes,
pues
siempre
van
a
requerir
materiales
didácticos
adecuados
a
sus
características,
en
lugar
de
tomar
la
opción
de
excluirlos
de
actividades
tan
simples
y
tan
importantes
como:
trazar
en
geometría,
localizar
en
un
mapa
geográfico, realizar experimentos de ciencias naturales, etc.
En
los
alumnos
con
sordoceguera
o
discapacidad
múltiple
es
de
suma
importancia
potencializar
los
sentidos
remanentes
como
restos
funcionales
visuales
y
auditivos
y
sobre
todo tacto, olfato y gusto.